Guimarães, la Cuna de Portugal
Aquí Nació Portugal
Lugar donde, en 1110, nació el primer rey de Portugal, D. Afonso Henriques, el Castillo de Guimarães es uno de los monumentos más simbólicos e importantes de la historia lusa.
Concluida su labor defensiva en variados enfrentamientos a lo largo de la historia como, por ejemplo, la Batalla de São Mamede, el castillo cayó en desuso. En el siglo XX fue declarado Monumento Nacional, momento en el que se iniciaron la obras de restauración. Hoy en día, el castillo de Guimarães tiene elementos que facilitan el acceso a sus visitantes y en él se siguen realizando mejoras estructurales.
Más que una Residencia: el Pazo de los Duques de Braganza
La construcción de esta residencia real fue encargada por Alfonso I, duque de Braganza, y construida entre 1401 y 1422. En 1933, el Pazo de los Duques fue sometido a una gran renovación para servir de residencia oficial al dictador António de Oliveira Salazar, y hoy en día aún es utilizado como residencia oficial del Presidente de la República.
Descubriendo las Calles Más Típicas, Largos y Plazas
La Plaza de Santiago es uno de los lugares más visitados por los habitantes locales, en el que existen varias terrazas y espacios de ocio, como restaurantes, cafeterías y bares. En esta plaza existió un capilla del siglo XVII que fue demolida a finales del siglo XIX. Aún hoy se pueden ver capas de granito que señalan su emplazamiento original.
Pasear por las calles de Guimarães es una de las mejores formas de conocer la ciudad. El Largo da Oliveira, en el centro histórico, es el lugar ideal para ver algunos de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, como la Iglesia de Nuestra Señora del Olivo y los Pazos del Concejo (donde se encuentra ahora el Museo de Arte Primitivo Moderno). También podemos ver el bonito Padrão do Salado, porche gótico erguido en el reinado de D. Afonso IV para celebrar la Batalla de Salado, en 1340. La Rua de Santa Maria es una de las calles más antiguas de la ciudad, que une la zona del castillo y del Convento de Santa Clara (actual sede del Ayuntamiento de Guimarães).
No Solo de Día vive Guimarães
Si durante el día la vida transcurre en las calles históricas de la ciudad, por la noche tampoco faltan actividades. Desde terrazas en el centro histórico a discotecas para los que quieren bailar durante toda la noche, Guimarães tiene mucho donde elegir.
Los bares y discotecas más concurridos de la ciudad se concentran principalmente en el largo da Oliveira, en la plaza de Santiago y en la calle de Santa Maria. Con sus agradables áreas exteriores y un ambiente animado, estos espacios se llenan de personas en movimiento.
Capital Europea de la Cultura
El Premio de Capital Europea de la Cultura en 2012 trajo a la ciudad la renovación de los símbolos vimaranenses, dando nueva vida y luz a la ciudad. La rehabilitación del Largo do Toural es uno de los ejemplos claros del impacto que la Capital Europea de la Cultura tuvo en el rejuvenecimiento de la ciudad. También llevó a la construcción de la Plataforma de las artes y de la creatividad, que por su parte implicó la rehabilitación del antiguo mercado de Guimarães, iniciativas que ayudaron a dinamizar la ciudad aún más. Aliando la historia a la innovación, Guimarães ha asumido la renovación y la modernización como pilares centrales de su crecimiento.
Una Vista Aérea de la Ciudad
Realizar la conexión entre la ciudad y la Montaña de Penha, el teleférico es una excelente opción para ver Guimarães. A 400 metros de altura, permite recorrer una distancia de 1700 metros en tan solo 8 minutos. Una vez en la montaña, existen varias actividades para relajarse, como rutas a pie, minigolf, restaurantes y cafeterías. Si quiere huir del lado urbano de la ciudad, puede dormir en el camping de Penha y disfrutar de la naturaleza. Uno de los puntos más importantes en la Montaña de la Penha es el Santuario de la Peña, un lugar de peregrinación visitado por muchos fieles, principalmente durante el verano.
Probar un Poco de la Cultura
La gastronomía miñota (del Miño portugués) es rica y variada, y contiene platos con mucha sustancia. Además de las conocidísimas especialidades, como el cabrito asado, el arroz de cabidela (menudencias), el bacalao asado y los rojões (torreznos), también hay una amplia variedad de dulces de origen conventual. Entre ellos destacan las tortas de Guimarães y el tocinillo de cielo, que sin duda encantarán a los más golosos.