Sabores Típicamente Portugueses
Embutidos y Pasteles con Mucho Alimento
Presente en cafeterías y restaurantes de todo el país, el pastel de bacalao es un aperitivo salado frito cuyo origen se disputan diferentes regiones y en el que no pueden faltar tres ingredientes: bacalao, patata y perejil picado. Generalmente comido frío y en dos bocados, es tan delicioso que ha atravesado el océano Atlántico, y es igualmente popular en Brasil, donde se sirve caliente y con el nombre de bolinho de bacalhau.
Innegablemente norteño es el pastel de Chaves, un consistente aperitivo salado de masa hojaldrada y carne picada en forma de media luna. También la broa de Avintes, con un deje del norte, es un riquísimo pan de maíz que sabe especialmente bien si se unta con mantequilla o acompañado de una rodaja de chorizo, farinheira o linguiça.
Las salchichas y los embutidos forman una rama de la industria alimentaria de gran tradición en todo el país. Para los amantes de estas comidas, se recomienda la Alheira de Mirandela, un embutido de origen judío elaborado con carne de aves y grasa de cerdo, que está delicioso cuando se enfríe y acompaña con verduras cocidas, ensalada, y patatas y huevo frito.
También la francesinha, típica de Porto, es rica en productos de charcutería. Consiste en un sándwich de pan de molde relleno con linguiça, salchicha, jamón cocido y un filete, envuelto en lonchas de queso derretido. Dicen los conocedores que lo mejor de esta bomba calórica es la salsa que la riega. Elaborada con tomate, cerveza y guindilla, ¡está deliciosa!
En las Fiestas de Lisboa en honor a San Antonio, el patrón de la ciudad, existe un ingrediente obligatorio: la sardina asada, generalmente comida en la calle, acompañada de pan y música popular. También en el ámbito de las tapas, las almejas estilo Bulhão Pato, originarias de la zona litoral centro, son imprescindibles y especialmente apetitosas como bocado para acompañar con cerveza o degustar como entrante.
El bacalao es cocinado en todo el país, en recetas que llevan el nombre de las regiones en las que surgieron. Ejemplo de ello es el bacalao a la minhota, del Miño, cuyas raciones se sirven enteras, después de fritas en el aceite de cocinar las patatas de la guarnición.
Dishes of flesh, bone… and other parts
Portuguese meat specialties are overall substantial and in some cases recommended for corageous palates only. The lisbonian dish iscas com elas is a good example of such characteristics — pig liver strips marinated in white wine and vinegar, fried in lard and sided with boiled potatoes. In the North of the country, the typical Tripas à moda do Porto is also a nourishment only suitable for “brave people”, since it utilizes the guts of several animals in its cooking; this dish was created 600 years ago.
Another good example of “tough” northern food is the specialty rojões à minhota: boneless but greasy chops of pork, whose most famous garnishes are sarrabulho rice or sarrabulho mash, both of them cooked with blood. Pork is also the main ingredient of feijoada à transmontana, an original from the locality of Candedo in which the flesh is used from the pork’s ear… to its foot.
Platos de Carne, Huesos… y Otras Partes
Las especialidades de carne portuguesa son, en general, sustanciales, y en algunos casos aconsejables solamente para paladares atrevidos. Un buen ejemplo de ello es el plato lisboeta iscas com elas, tiras de hígado de cerdo marinadas en vinagre de vino blanco, fritas en grasa y acompañadas con patatas cocidas. También las tripas à moda do Porto, cocinadas con las entrañas de diversos animales, son un alimento para valientes, apreciado desde hace 600 años en aquella ciudad.
Otro buen ejemplo de la comida fuerte del norte es la especialidad rojões à minhota: pedazos de carne de cerdo deshuesado pero con algo de grasa, cuyos acompañamientos más famosos son las papas y el arroz de sarrabulho, ambos elaborados con sangre. En la feijoada à transmontana, originaria de Candedo, el cerdo es el principal ingrediente, y se aprovecha desde la oreja… hasta la pezuña.
Pastelería de Chuparse los Dedos
Además del indispensable azúcar, buena parte de la repostería portuguesa más tradicional y apreciada no se concibe sin un ingrediente: los huevos. Son de tal forma importantes que dan nombre a los ovos moles de Aveiro, y proporcionan a los pasteles de Belém de Lisboa, a las queijadas de Sintra y a las tortas de Azeitão (región de Setúbal) bellos tonos de amarillo.
No menos dulces, igualmente deliciosos y abundantes en huevo, son los dulces de origen conventual que se comen con cuchara. Entre ellos se encuentran los famosos pão-de-ló de Alfeizerão, de la zona de Alcobaça, la típicamente alentejana sericaia, que sabe siempre mejor cuando va acompañada de una ciruela de Elvas, y el flan de Abade de Priscos, originario de Braga y elaborado con un ingrediente sui generis: el tocino.