De la Calle a la Discoteca
Por toda España, el hábito de salir por la noche está enraizado de forma profunda, pero los habitantes de la capital llevan la costumbre hasta sus últimas consecuencias. Salir a la calle en Madrid significa un viaje interminable por bares, restaurantes, terrazas y clubes, interrumpido solamente por el amanecer.
Desde la Edad Media, los madrileños reciben el cariñoso nombre de «gatos», aunque este mote nunca tuvo tanto sentido como hoy en día: esta es verdaderamente una ciudad que nunca duerme, pero este cliché, muy aplicado en otras latitudes, cobra aquí otra dimensión.
Un poco de historia
Los hábitos madrileños de vida nocturna tienen orígenes diversos. Una de las causas principales es el clima, con inviernos relativamente amenos y veranos muy calurosos. El calor ha ayudado a afianzar la famosa costumbre de la siesta en mitad de la tarde, para recobrar energías para el final del día. Muchos de los habitantes de Madrid hacen de noche aquello que no han podido hacer durante el día debido al calor.
Por otra parte, la capital española descubrió la moderna vida nocturna a partir de la década de 1980: el fin de la dictadura franquista, la apertura del país a nuevas ideas y tendencias y la integración europea transformaron Madrid en una ciudad activa y cosmopolita, reclamo para artistas, cineastas, músicos y bohemios. Los lugares de diversión nocturna han crecido como setas. Era el inicio de la famosa movida.
Antes de salir
En primer lugar, no piense en reservar una cena para las nueve de la noche. Es demasiado temprano. Encontrará calles vacías y algunos establecimientos todavía a medio gas. Es necesario también tener en cuenta el ritmo nocturno, que podrá exigir más de una comida por noche.
El recorrido de los bares y terrazas tras la comida se inicia a medianoche, hora en la que empiezan a juntarse los grupos de jóvenes a practicar el famoso botellón, o, en otras palabras, una multitud que bebe en las calles hasta altas horas de la madrugada. Antes de las dos de la mañana, pocos son los que entran en las pistas de baile de los clubs y discotecas.
Finalmente, una curiosidad: en Madrid, salir de noche, es para toda la familia. Muchos bares, cafeterías y terrazas permiten la presencia de niños, los restaurantes están abiertos hasta la madrugada, y no se admire si encuentra los columpios de los parques infantiles ocupados cuando la noche va bien entrada.
Para empezar la noche
La noche en Madrid es variada e imprevisible, y las experiencias dependen de los sitios que se visiten y de las salas elegidas.
La multitud de casas de tapas, la calidad y variedad de los restaurantes, y las horas de cierre tardías pueden invitar a un recorrido gastronómico. Los madrileños más tranquilos pasan la noche en terrazas, conviviendo en jardines como el parque del Buen Retiro, o caminando a lo largo del río Manzanares, que proporciona, en algunas zonas de la ciudad, un buen ambiente para una tarde en familia.
La noche puede incluir un programa cultural con baile, teatro, conciertos y opera en varios lugares de la ciudad: Teatro Real, Teatro de la Zarzuela, Teatro Abadía, Plaza Mayor, o jardines de Sabatini. Es incluso posible empezar la noche en un museo: el Museo del Prado y el Thyssen organizan noches abiertas al público.
Cabe destacar que una buena noche madrileña nunca está completa sin la terraza, un elemento característico de los mejores establecimientos de la ciudad. En las noches calientes de verano, se exige el placer de una buena terraza para cenar, o para consumos después de la comida: bebidas, café y tabaco (un aspecto importante, ya que las leyes en relación al tabaco en espacios públicos son bastante rígidas).
En el Paseo de la Castellana se encuentran buenos ejemplos, aunque actualmente muchas de las terrazas más frecuentadas se encuentran dentro de los hoteles, restaurantes o clubes. El centro de la ciudad y lugares como Paseo de Recoletos o la plaza de Santa Ana constituyen buenos sitios para explorar.
La marcha
Después de cenar, la calle del Espíritu Santo, en la que se encuentran varias tiendas y cafeterías, es también un buen lugar para empezar la marcha, como también se conoce a la noche de Madrid. En el centro y alrededor de la Gran Vía existen establecimientos nocturnos para todos los gustos, desde cafeterías y tabernas hasta bares más alternativos.
Cerca de aquí encontramos la zona de TriBall, donde es necesario mirar más allá del aspecto degradado y algo dudoso de algunas calles. En esta zona en torno a la calle de la Ballesta, encontramos bares, clubes, tiendas de diseño y galerías de arte ocupando el espacio de oficinas y otros edificios abandonados, en un proceso de renovación que todavía hoy tiene lugar. Cerca de aquí encontramos el barrio de Chueca (conocido por sus bares y clubes gay) y Moncloa, zona de discotecas frecuentada por estudiantes.
Además de las bebidas tradicionales como la cerveza y el vino, y del aumento del consumo de bebidas blancas, cabe señalar la popularidad del gin-tonic. Recientemente, esta bebida británica entró repentinamente en los hábitos de los madrileños y ya han aparecido varios establecimientos especializados.
Finalmente, sin música no habría noche. A pesar haber vivido un periodo difícil en los últimos años —debido a problemas de permisos y seguridad, varios clubes de música en directo han sido cerrados por las autoridades — los establecimientos con programación musical están de regreso al itinerario nocturno. En el centro, y en la zona entre el Museo del Prado y la Plaza Mayor, se encuentra un poco de todo: jazz, blues, folk, world music y el tradicional flamenco, pasando por el pop-rock con artistas internacionales.
Además de los conciertos, no hay que olvidar las pistas de baile: para saltar al son del techno, el house y otros ritmos elegidos por DJs solo tiene que elegir uno de los 249 clubes y discotecas esparcidos por la ciudad.
Llegar bien a casa
Eventualmente, el cansancio, la hora de cerrar o la puesta de sol determinan el fin de la aventura. Llega la hora de regresar al punto de partida tras una noche de exceso y diversión, por lo que el transporte es esencial. Las opciones son varias: el metro de Madrid funciona hasta las dos de la mañana y la flota de taxis de la ciudad es bastante numerosa.
Por otra parte, es posible que solamente sea necesario caminar un poco, ya que muchas de las atracciones nocturnas se concentran en el centro, cerca de hoteles y alojamientos. Lo esencial es llegar bien, descansar… y recuperar energías para la etapa siguiente de la marcha: al final de cuentas, es imposible hacer todo en una sola noche.