Varsovia: Un Río Que Divide la Historia

La expresión «manta de retales» es adecuada para la capital polaca. Aquí vivieron, lado a lado, polacos, alemanes y rusos, católicos, protestantes y judíos. Iglesias góticas, fuertes medievales, edificios soviéticos, rascacielos modernos y parques que comparten el paisaje urbano. Entre adversidades y progresos, Varsovia siempre supo renacer y reinventarse. 

Identidad

 Fundada alrededor de 1300, Varsovia siempre asumió su papel protagonista como gran centro de comercio y lugar de encuentro de varios pueblos de Europa Central. La variedad en la arquitectura y diseño de las calles, con marcadas diferencias de un barrio a otro, es una señal visible de un pasado multicultural, con una población compuesta por polacos, alemanes y rusos, y donde se cruzaban las religiones católica, protestante y judía. Es también un pasado tumultuoso, con periodos de prosperidad interrumpidos por crisis y guerras: entre los siglos XVII y XIX se sucedieron invasiones de alemanes, suecos y franceses (comandados por Napoleón Bonaparte), culminando con un periodo de dominio ruso.

El último de estos grandes conflictos, la Segunda Guerra Mundial, devastó la ciudad casi por completo. Durante el régimen comunista, la reconstrucción de varios edificios históricos ayudó a recuperar algún patrimonio, pero también llevó a la creación de nuevas zonas con la típica arquitectura soviética. La entrada de Polonia en la Unión Europea añadió aún más colores al «cuadro». Como resultado de todo ello, aún hoy las diferentes zonas de la ciudad tienen identidades distintas, con una división inmediatamente visible: en la orilla izquierda del Vístula, el río que atraviesa la ciudad, encontramos la Varsovia más histórica y clásica. En la orilla derecha se ve el nacimiento de una nueva ciudad.

Orilla Izquierda y Centro Histórico

 Para conocer el pasado más lejano de Varsovia, tenemos que empezar en el distrito de Śródmieście, donde encontramos el centro histórico —la Ciudad Vieja (Stare Miasto) — que en 1980 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

La religiosidad de los polacos está presente en edificios religiosos de varios periodos históricos, como la Catedral de San Juan, de estilo gótico, la vecina iglesia jesuita, del periodo barroco, o la iglesia de San Alejandro, construida durante el periodo de dominio ruso. De gran interés resulta también la Iglesia de la Santa Cruz, que data del siglo XVIII: aquí está guardado el corazón de Frédéric Chopin, mítico pianista y compositor franco-polaco que marcó la música romántica del siglo XIX. Después de visitarla, le recomendamos que se dirija al Palacio Ostrogski, donde se encuentra el Museo de Chopin.

En la Plaza de la Ciudad Vieja, donde los diversos edificios fueron reconstruidos de acuerdo con los dibujos originales del siglo XV y XVI, encontramos de nuevo un poco de la Varsovia gótica y medieval y el antiguo Castillo Real, con decoraciones del siglo XVIII, que también fue totalmente reconstruido después de la guerra. En el Parque Łazienki, una de las principales atracciones de la ciudad, podrá ver, además de 80 hectáreas de verde, el palacio del Museo Real Lazienki. Cerca de aquí, puede visitar el Palacio Wilanów, rodeado por jardines de diseño italiano, y el Palacio Belweder.

Muy cerca de la plaza Piłsudski está uno de los muchos espacios verdes locales: el Jardín Sajón, construido en el siglo XVII, distinguido como uno de los más antiguos jardines públicos del mundo. Y por aquí podemos llegar al barrio adyacente, conocido como “Ciudad Nueva” (Nowe Miasto), donde se encuentra el Mercado de la Ciudad Nueva, una plaza totalmente destruida durante la Segunda Guerra Mundial, que fue reconstruida de acuerdo con el diseño del siglo XVIII que la caracteriza.

Varios monumentos en el centro de Varsovia nos ayudan a conocer la historia polaca y a sus personalidades: la Tumba del Soldado Desconocido, en la Plaza Piłsudski; el monumento en honor a la Revuelta del Gueto de Varsovia; una estatua de Chopin en el Parque Łazienki; el monumento dedicado al científico Nicolás Copérnico en la zona de Krakowskie Przedmieṡcie; o el Cementerio Judío, uno de los mayores de Europa.

Rumbo a la Orilla Derecha: El siglo XX y Más Allá

Justo al sur de esta zona antigua encontramos marcas de la modernidad, como el Palacio de la Cultura y de la Ciencia, un rascacielos soviético de la década de 1950 que hoy alberga tiendas, galerías, cines, teatros y salas de espectáculos. El «palacio» es emblemático de la Varsovia moderna y reconstruida después de la guerra y que aún hoy, tras la entrada del país en la Unión Europea, sigue creciendo y cambiando.
A partir de este palacio hay que empezar a explorar esta nueva Varsovia, fruto de una destrucción y de un renacimiento. Cerca del ya citado Parque Łazienki podemos visitar el Museo del Alzamiento, que cuenta la historia de los 63 días de insurgencia contra los nazis en 1944. En el oeste de Nowe Miasto podemos visitar el Museo de la Historia de los Judíos Polacos, donde no solo podemos conocer la historia e identidad de este pueblo, sino también su sufrimiento durante la Segunda Guerra Mundial, incluyendo el confinamiento de los judíos de Varsovia en un barrio-prisión (el famoso gueto).
Aunque muchos de los suburbios estén compuestos por manzanas interminables de edificios grisáceos de la época soviética, existe aún otra faceta de Varsovia por descubrir, principalmente en la orilla derecha del río Vístula. Cruzando el río llegamos a los distritos de Praga-Północ (Norte) y Praga-Południe (Sur) — ¡no confundir con la capital checa con la que estas zonas comparten nombre!

En Praga-Południe podemos respirar aire fresco en el Parque Skaryszewski. Además de por su gran extensión, el parque es conocido por los monumentos en honor al compositor polaco Jan Paderewski y a soldados aliados que combatieron en la Segunda Guerra Mundial. Un poco más al norte, somos sorprendidos por Soho Factory, una antigua zona industrial resucitada por las nuevas generaciones de Varsovia; hoy en día es un centro de galerías de arte, tiendas de diseñadores, restaurantes y mercados, y un punto de encuentro para la juventud y para las masas creativas de la ciudad.

Por estos lados hay otras curiosidades, como empresas turísticas que organizan paseos en lugares de Varsovia asociados al periodo de la Guerra Fría. En esta misma línea, puede visitar el Museo del Neón: una institución dedicada a preservar la señalización y los letreros de neón típicos de la era comunista en Polonia. Por último, si quiere sumergirse de lleno en la noche, siga hacia el norte en dirección a Praga-Północ, un magnífico punto de partida para descubrir discotecas, bares y salas de espectáculos y conocer la faceta más bohemia de Varsovia.

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