Recife y Olinda: Hermanas Bañadas por el Atlántico
Olinda fue fundada entre 1535 y 1537, en un lugar en el que anteriormente existía la aldea de Marim. Inicialmente designada capital (capitanía) de Pernambuco, se desarrolló rápidamente al reunir características ideales: tierras fértiles y una buena ubicación estratégica, ya que estaba situada entre colinas, cerca del mar y de un puerto natural formado por arrecifes.
El puerto, denominado por entonces Arrecifes dos Navios, utilizado para dar salida a la producción de Olinda (caña de azúcar y palo brasil), es hoy en día conocido por el nombre de Bairro do Recife. Fue ahí donde nació Recife, y es el lugar en el que se concentran algunas de sus más deslumbrantes riquezas arquitectónicas. Entre ellas se encuentran los edificios del siglo XVII, de estilo holandés, de la Praça Barão do Rio Branco, también llamada Praça do Marco Zero, por albergar el kilómetro cero de las carreteras de Pernambuco.
El Siglo de la Trapon
Símbolos de prosperidad Recife y su ascensión la sede de Pernambuco, los edificios del siglo XVII son también sinónimos de la decadencia de Olinda en 1630 y 1631, que fue saqueada, quemada y relegado a la conquista de los países bajos. La Iglesia do Carmo, datada de 1580, es un ejemplo de dicho periodo: poseía la mayor campana del pueblo, que fue retirada para ser utilizada como armamento.
La recuperación del dominio portugués en 1654 conllevó la reconstrucción de las casas religiosas de Olinda en los estilos barroco, renacentista portugués y gótico. El convento de São Francisco fue uno de los objetivos de dicha operación. Los más de 20 edificios religiosos, los diversos ejemplares de arquitectura civil de los siglos XVII al XIX y su integración armoniosa con jardines y paisajes se encontraban entre los argumentos que en 1982 impulsaron a la ciudad a Patrimonio Mundial de la Unesco.
En el siglo XVII, Olinda poseía una reputación rural, vinculada al veraneo y a los baños de mar medicinales, aunque su Academia de Derecho formase a varios profesionales que acudían a Recife, entonces más conocida como lugar de trabajo. Actualmente, la capital de Pernambuco mantiene el dominio económico, concentrando las principales industrias del estado, varios servicios y el Puerto Digital, el mayor parque tecnológico de Brasil.
En los días de hoy, las ciudades hermanas tienen una oferta completa para los diversos tipos de turismo: gastronómico, sol y playa, histórico/cultural y religioso. Olinda es abundantemente verde y dada a la contemplación del paisaje desde las colinas como la del Alto da Misericórdia / Catedral. Recife es más cosmopolita, noctámbula en lugares como el Barrio de Boavista y apetecible para bañarse.
Conocida como la Venecia brasileña, la capital pernambucana está formada por istmos e islas diseñados por ríos y por el mar y unidos por puentes y plataformas como el Cais José Estelita. En ellos somos sorprendidos no solo por el patrimonio de influencia portuguesa, holandesa y francesa, sino también por bellos lugares, como la Playa de Boa Viagem y sus piscinas naturales. La secretaría de Turismo de Recife ayuda a planear el paseo con sugerencias de itinerarios temáticos y noticias sobre los eventos que animan la ciudad a lo largo del año.
Una visita a Recife y Olinda estará siempre marcada por el descubrimiento de complicidades entre las dos ciudades, y de lugares ricos en historia, eclécticos tanto en la arquitectura como en la oferta turística que ofrecen. Si la curiosidad sobre estas ciudades que crecieron juntas, casi como hermanas, se ha avivado en su corazón, descubra todavía más razones para adorarlas.