Descubriendo Oviedo, Gijón y Avilés

Un auténtico paraíso natural enmarcado en la cordillera de los Picos de Europa, donde predominan los tonos de verde y azul. Con más de dos centenares de playas, pueblos de valientes pescadores, un puñado de reservas naturales y un patrimonio inestimable reconocido por la Unesco.

Este es el escenario en el que Oviedo (capital de la región), Avilés y Gijón forman una trinidad poética e ineludible en cualquier ruta turística por el norte de España. Para acompañar, la magnificencia de una sidra, uno o más quesos de Cabrales y la típica fabada, prima asturiana de la feijoada portuguesa. Degustados en la tranquilidad de la vida rural o en el ajetreo del ritmo urbano.

¡La invitación está hecha!

Quien ama la naturaleza ama los encantos de Covadonga, pueblo situado cerca de la gran cordillera. Además de albergar un santuario católico, es también una especie de santuario natural para aquellos que profesan la fe de la vida salvaje. Los Lagos de Covadonga, en pleno corazón del Parque nacional de los Picos de Europa (el más antiguo de España), obedecen a la belleza rica en sueños y leyendas de uno de los lugares más encantadores de Asturias.

Los picos imponentes y atrevidos de las montañas, reflejados en las aguas tranquilas y que nos miran entre los colores de cada estación, ofrecen imágenes impresionantes. Así como una merecida serenidad a quien pasa.

Oviedo… un lugar con historia

El Principado de Asturias tiene en el valor incalculable de su historia y de su arte el testigo del paso del tiempo. Muchas referencias culturales de esta zona del norte de España se encuentran en la ciudad de Oviedo, antigua capital del reino, con una población actual de 183 000 personas.

El descubrimiento de la ciudad se hace al ritmo de otro descubrimiento. El de un pasado épico, cargado de simbología, que todavía susurra al oído de quien lo quiere escuchar. Son secretos contados por la voz de lo que queda de varios monumentos de referencia del arte Prerrománico asturiano, reconocidos por la Unesco como Patrimonio Mundial e íntimamente vinculados con el primer reinado cristiano de la península ibérica.

He aquí un ejemplo más: en Oviedo podemos encontrar la carretera construida por Alfonso II para las primeras peregrinaciones hasta Santiago de Compostela.  Para aquellos a los que les gusta aprender con saltos en el tiempo, una parada en el Museo Arqueológico de Asturias es obligatoria. Tal como una visita a la Catedral San Salvador de Oviedo, uno de los monumentos más diferentes e impresionantes de Asturias.

Caminar es un verbo aconsejado cuando Oviedo está bajo nuestros pies, y existe siempre una esquina que nos sorprenderá mientras caminamos. Es una ciudad de espacios peatonales y de jardines, que alternan con barrios antiguos que mantienen su personalidad medieval, que nos hacen recordar la vida de antaño.

Un lugar que es de quien sabe recibir y donde el ritmo comercial y cultural ofrece, todos los días, experiencias intensas diferentes. Para guardar en el corazón, en fotografía o en la memoria, como ya antes había guardado en palabras el escritor Ramón Pérez de Ayala, uno de los hijos de la ciudad.

Los Premios Princesa de Asturias son entregados anualmente en una ceremonia en el Teatro Campoamor, a personas e instituciones del mundo entero, en cualquier ámbito. Entre los nombres que figuran en la lista extensa de premiados se encuentran Pedro Almodávar, Umberto Eco, Bill and Melinda Gates Foudation, Leonard Cohen, Nelson Mandela, Bob Dylan y Woody Allen, entre muchos otros.

La historia que se siente, acompañado de una bebida

¡En Asturias se bebe sidra! Ni el vino de calidad ni la cerveza fresca consiguen hacer frente a la fuerza de la tradición que es degustar esta bebida típica, mientras uno se sumerge en la fuerza de los paisajes o absorbe la dinámica de las gentes.

En las diversas ciudades asturianas se encuentran las sidrerías que han hecho renacer el néctar, no de los dioses, sino de los que lo prueban con todo el gusto. El caminante puede relajarse y hacer un circuito entre bares y restaurantes para conseguir una de las mejores experiencias de sidra y gastronomía del norte de España.

¡Ah! Tal vez no sepa servir la sidra al estilo asturiano, pero nosotros le contamos el secreto: la sidra se vierte en el vaso con la botella por encima de la cabeza, casi como si volase. Y es que, si tiene un contacto más prolongado con el aire, libera más impurezas y apura el sabor. Y ahora que ya lo sabe, ¡un brindis por el viaje!


Avilés, en el norte de Asturias y en el romanticismo de Woody Allen

Conocer Asturias es también pasar por Avilés, la pequeña ciudad de mercaderes, trazada en la época medieval, situada a unos 36 km al norte de Oviedo. Dicen que su puerto, tal como los barcos a los que da cobijo, es uno de los más bonitos de la región. Sus tradiciones y las historias de sus marineros desafían a la creatividad y la inspiración de artistas y soñadores.

Jardines, fuentes, iglesias, calles pequeñas, esquinas atrevidas, balcones cuidados y casas típicas con sus arcos crean una atmósfera única y capaz de guardar secretos de siglos y de amantes. Sí, de amantes. Que lo diga Woody Allen. Fan confeso de Asturias, el reconocido cineasta eligió hábiles para rodar una de las escenas más románticas de Vicky Cristina Barcelona (2008). Al final, y como él mismo admitió, el refugio asturiano es perfecto «para huir de la fealdad del mundo».

En cada esquina de la ciudad hay una invitación atrevida para que deambulemos por barrios medievales extremadamente bien preservados y ejemplos genuinos de la arquitectura civil y religiosa de la época. Al mismo tiempo, otra invitación: retroceder todavía más y viajar a un tiempo más cercano al nuestro. Y es que en la ciudad portuaria encantada se encuentra el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer, obra del famoso arquitecto brasileño, que lo describió como «una plaza abierta a todo el mundo, un lugar para la educación, la cultura y la paz».

Gijón: pescadores y lo mejor de la Costa Verde.

También a unos 30 km al norte de la capital de Asturias, Gijón podría muy bien ser el escenario cuidado de una película de amor. ¡Ah, y es que lo fue! Fue el lugar que inspiró al director español José Luis Garci en la película Volver a Empezar, que en 1983 recibió el Oscar a la mejor película extranjera. Cuenta la historia de un profesor de literatura que regresa a una Gijón posguerra civil y reencuentra el amor de su vida.

También aquí se celebra anualmente el Festival Internacional de Cine de Gijón, evento que consigue cada vez más reconocimiento internacional y que concentra en diversos puntos de la ciudad varias formas de expresión artística. En otro lienzo, el de los días y las noches de la ciudad, se pintan, entre las callejuelas de los barrios típicos, los verdes de los jardines y el azul del mar Cantábrico. Y, con el mar tan cerca, los barrios de pescadores audaces forman parte de lo imprescindible de esta zona del mundo.

Cimadevilla constituye un buen ejemplo. Es el barrio más emblemático de Gijón y escenario de los acontecimientos históricos más importantes de la ciudad. Se encuentra a los pies del monte de Santa Catalina, donde encontramos la obra Elogio del Horizonte del escultor vasco Eduardo Chillida. Aquí está también uno de los paisajes más bonitos de la Costa Verde.

Gijón está en mitad del camino que separa el occidente del oriente asturiano. Es, por ello, el mejor punto de partida para un paseo por la costa este. Un viaje por las playas, pueblos de pescadores como Lastres o Tazones, y por otras ciudades históricas como Ribadesella y Llanes. Y no podemos olvidar los viajes en el tiempo: es obligatoria una visita a las cavernas Tito Bustillo, que guardan uno de los tesoros más importantes del arte rupestre.

Ya sabemos que el descubrimiento constante del pasado es uno de los privilegios de quien pasea por los diversos encantos de Asturias. Sin pedir permiso, entramos en un excitante viaje por el tiempo, con saltos fascinantes de época en época, intercalados con paisajes naturales de una magnificencia suave que emociona.

No debe sorprendernos que, sobre las gentes de Asturias, el reconocido filósofo español Ortega y Gasset haya escrito: «una raza de hombres capaces de intervenir en la vida contemporánea sin perder la solidaridad de espíritu con el campo nativo».